Jorge
era un chico tímido, aunque tenía algunos amigos en el instituto.
Le
gustaba pasar bastante tiempo solo y soñando despierto.
Los
lunes, miércoles y sábados iba a nadar. Al salir, le gustaba pasear por la
avenida del mar, se sentaba contemplando el horizonte y se imaginaba miles de
aventuras.
Llegaba
a casa con ganas de contar su día y lo que soñaba, pero la mayor parte de los
días se encontraba solo.
A
sus padres los veía a ratos, su madre trabaja en una residencia de ancianos y
su padre es médico. Con lo cual los dos a turnos.
Jorge
se prepara la cena, estudia y a dormir.
Así
fue como decidió coger lápiz en mano y escribió:
-
Una
mañana al llegar a clase con su vaquero ajustado, un polo granate, pulóver
negro, era invierno, los libros y bloc en la mano, pues no se usa llevar
cartera con quince años.
Vio
en el pupitre contiguo a una chica nueva, Sofía.
Sonrió
con su cara de truhan y dijo:
-
Hola soy Jorge, bienvenida.
-Hola
Jorge yo soy Sofía…
¡Shussss!
Citó la maestra para empezar la clase.
¡Jorge!
¿Tienes mucho que escribir?
- -Disculpe
señorita.
Cuando
Jorge levantó la mirada, vio a una chica nueva
entrar a clase, su melena ondulada, ojos color miel y una linda sonrisa.
La
maestra la presentó:
-Chicos esta es Sofía, vuestra nueva compañera, que resiente ha llegado a la
ciudad.
Jorge
quedó sorprendido por la casualidad de lo que había escrito, miraba a la chica
con sorpresa.
-
Sofía
puedes sentarte en ese pupitre.
¡Sí! Justo al lado de Jorge.
Como
podéis imaginar, éste volvía a leer lo que hacía un rato escribió.
Miraba
a la chica y no daba crédito a la casualidad.
Terminó el día escolar y como de
costumbre mediaba tres palabras con sus compañeros y marchaba a casa.
Al terminar sus tareas, tomó la libreta donde
empezó a escribir y continuó.
- -Buenos
días Sofía, (ahora le ponía cara al personaje),
ayer no nos dio tiempo más que de presentarnos. Si en algún momento
necesitas algún apunte atrasado, puedes contar conmigo.
- -Gracias,
me vendrá bien.
Por
un momento dejó de escribir y se puso a soñar: es guapa, ¿me atreveré a
brindarle mi ayuda? Tengo que intentarlo, si yo fuese a una escuela nueva me
gustaría que me ayudasen.
Siguió
escribiendo:
-
Pues
podemos quedar alguna tarde, hacemos los deberes juntos y así puedo ir
poniéndome al día.
-
¿te
viene bien mañana miércoles después de las siete? Es que voy a nadar y antes no
puedo.
Suena
el timbre, es su madre que llega cargada.
- Hola
mamá, se dan dos besos.
¿Qué tal te ha ido el día?
-
Bien,
ha venido una chica nueva. ¿Y a ti?
-
Bien
hijo, como siempre los abuelos con sus cosas.
A
la mañana siguiente Jorge toma el bus para ir a clase y para su sorpresa Sofía,
- -¡Hola!
- -¡Hola!
-
¿Tomas
este bus también?, así no me sentiré tan extraña.
Sofía
es una chica abierta y alegre.
Jorge
notó que su vida estaba cambiando, escribir se había convertido en un juego
mágico…
Ada (26/01/2017)