viernes, 30 de junio de 2017

Carlos



Que hombre tan guapo, alto, alegre, su sonrisa conquistaba a todas las mujeres y quién sabe si algún hombre también.
Era libre como el viento, corría con su perro por la playa, y su melena rubia resplandecía como el sol.
Gran amigo de sus amigos.
Toda una vida por delante, llena de ilusiones, hasta que llega la maldita enfermedad que se apodera de su cuerpo. Ya no quiere salir, la quimio cambia su cuerpo, se hincha, su pelo empieza a caer.  
Pero cada mañana cuando ella aparece sonríe y sus ojos brillan con una luz especial, diferente a los enamorados, algo mágico que envuelve el alma.
Poco a poco, se va apagando, sus fuerzas son tan pocas que hay que ayudar a levantase por las mañanas, arroparle y sentarlo en una silla de ruedas.
Sus manos desprenden un calor especial, y su sonrisa a pesar del dolor y la pena, sigue siendo encantadora.
Una mañana, entra ella a saludarle y él agarra su mano con fuerza y sin dañar, la mira a los ojos y le da un beso en la mejilla y sus palabras se clavan en el corazón.  
-Adiós Sara. 
Ella supo en ese momento que sería la última vez que le vería.
A la mañana siguiente sonó el teléfono.
Carlos no despertó.

Ada (30/06/2017)

jueves, 29 de junio de 2017





Y se oye el ¡boom! de la primera bomba.
Los que van por las calles; unos caen al suelo, otros huyen despavoridos.
En las casas corren a los sótanos, (los que tienen) otros bajo las camas acurrucan a sus hijos.
La ciudad se vuelve gris, llena de escombros y cadáveres. Gritos mudos, lágrimas y sollozos.
No dejan de bombardear.
Hay quien logra esquivar con un niño en brazos.
¡Llega a la frontera! y un alma caritativa le ayuda a pasar.
Comienza su nueva vida. Sin nada, ni techo, ropas, trabajo, ni un pedazo de pan que llevarse a la boca.

Ada. 29/06/17

martes, 6 de junio de 2017

Atrévete



Atrévete:
No dejes pasar el momento, sin decir lo que sientes, sin hacer lo que anhelas.

Cuando crees que las aguas se han calmado y ha llegado el invierno a tu corazón. 
Levantas la mirada clavándola en mis ojos.
Y, ¿qué pasa?
Ese salto en el estómago, ese revoloteo que sube hasta el corazón, te hace bajar la mirada, pensar:
¿Por qué no miras?
No quieres que  termine, pero no te atreves a mirar de nuevo.
Es en ese momento que una de las mariposas revolotea por tu cara y se escapa esa sonrisa delatadora.
¿Se ha dado cuenta?, te preguntas.
Es cuando vuelves a soñar.
Ada

  Antes de subir al avión que me llevaría a Nueva York, entré en la típica tienda del aeropuerto, llena de revistas, chuches y ¡libros!. Par...