Y
se oye el ¡boom! de la primera bomba.
Los
que van por las calles; unos caen al suelo, otros huyen despavoridos.
En
las casas corren a los sótanos, (los que tienen) otros bajo las camas acurrucan
a sus hijos.
La
ciudad se vuelve gris, llena de escombros y cadáveres. Gritos mudos, lágrimas y
sollozos.
No
dejan de bombardear.
Hay
quien logra esquivar con un niño en brazos.
¡Llega
a la frontera! y un alma caritativa le ayuda a pasar.
Comienza
su nueva vida. Sin nada, ni techo, ropas, trabajo, ni un pedazo de pan que
llevarse a la boca.
Ada.
29/06/17
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