Era la típica tarde de
domingo, después de comer en familia, papá cogió el periódico y sentado en el
sillón con los pies en alto, lo ojeaba, mamá recogía la cocina, el pequeño Luis
jugaba con los coches, Maite cogió la
baraja y empezó un solitario. Salía la sota de espadas, junto al caballo de
copas. Ella empezaba a formar un cuento en su cabeza.
Por el jardín aparecía
montado en su caballo, elegante, el caballo de oros, Maite elegía ser la sota
de oro, que estaba cerca de la fuente, en medio de los jardines de palacio.
La Reina de corazones,
como todos saben por “Alicia en el país de la maravillas”, tiene muy mala
leche, desde la torre de palacio gritaba como una condenada, al Rey de bastos.
-¡Vete de mis tierras!- Todo por no traerle el vino Azabache, que le había encargado,
en su viaje a La Rioja. “Y entonces el Rey de bastos se perdió del resto la
baraja”
Ada 10/10/18
Escrito para "el Club de los retos de Dácil"
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