A la mañana siguiente María me acompañó al médico, ella explicó mi
estado al doctor. Yo le conté todo lo que oía y veía. Entonces el médico
me extendió tres recetas, tres pastillas diferentes, Tranxilium,
Diazepan y Alprazolan. El doctor advirtió que debía tomarlas al llegar a
casa con pijama puesto y sentado en la cama. Así hice, tomé las
pastillas, mi mujer me quitó el vaso de las mano y caí de espaldas en la
cama. Eran
las 10 de la mañana del
martes 6 de Octubre, desperté a las 12:00 del miércoles. Aún escuchaba
esa voz hablar susurrando en mis oídos: - ¡levántate! me decía. Pero yo
veía mi sombra adelantarse y andar, quería pero no podía, mi cuerpo
permanecía en la cama, casi no podía hablar, todos mis músculos estaban
torpes. Las pastillas me atontaron, me ralentizaron. Todo era mas lento.
María vino a ver si había despertado y le hice señas con los ojos,
cerrando y abriendo lentamente. Me dijo que llamó al médico para
decirle que no despertaba, pero este le comentó que estaba todo en
orden, era necesario que durmiera hasta que dejase de tener
alucinaciones. Pronto me vería el psiquiatra, así comenzaron mis visitas
al médico que todo el mundo teme…
Ada (21/1/2020)
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